Adoptar, por supuesto. Y adoptar a un compañero peludo mayor, mejor
No explicamos nada nuevo al decir que los perros y los gatos mayores son de los más abandonados y también de los que menos se adoptan. Hay muchas razones para entender esta situación desfavorecida para los animales geriátricos: a veces, el tutor del animal de compañía fallece y los miembros de la familia que sobreviven no pueden o no quieren cuidar al perro o al gato de ese familiar que murió. Y otras veces el animal envejecido necesita de unos cuidados que sus tutores no están dispuestos a darle.
Pero, veamos la parte positiva, hay muchos otros motivos para plantearse añadir a nuestra familia un nuevo miembro de cuatro patas que ya tenga una edad. Con este artículo pretendo que las personas que se plantean adoptar no descarten la idea de quedarse con un animal adulto e incluso geriátrico.
Para lograrlo, enumeraré primero los posibles temores que esta idea pueda suscitar y espero que, al terminar de leer el texto, el miedo haya desaparecido y hayan empezado a nacer unas ganas de hacer algo bueno para todos.
Normalmente, las objeciones que existen para adoptar un perro o gato mayor son las siguientes:
– Pueden tener más pronto que tarde problemas de salud serios y costosos.
– No parecen tan alegres ni juguetones como los animales más jóvenes.
– Van a morir más pronto (si ya se ha perdido a un animal querido, esta idea pesa mucho).
– Puede pensarse que no son tan “bonitos” como los cachorros.
Una vez puestas las cartas sobre la mesa, vamos a desgranar las razones que harán pasar estos miedos a un segundo (o tercer plano) y nos harán entender por qué un perro y/o un gato mayor pueden ser perfectos para nosotros:
1) Ya están socializados y educados
A diferencia de los cachorros y gatitos, lo más probable es que los animales adultos abandonados hayan pasado años socializando con los humanos. Los gatitos mayores son viejos profesionales en el uso de una caja de arena y la mayoría de los perros mayores sólo van a necesitar unas horas o uno o dos días para aprender las reglas para ir al baño en su nuevo hogar.¡Trabajo hecho!
2) Respetan las pertenencias
Los perros y gatos mayores ya han superado la fase de búsqueda y destrucción típica del cachorro y del animal joven. Es difícil que destruyan nuestros zapatos favoritos o mastiquen la pata de la mesa. Tampoco es muy probable que el gato mayor tenga ganas de sumergirse de cabeza en nuestras macetas ni triturar la colcha hecha a mano que nos dio nuestra abuela.
3) Sin sorpresas
No vamos a tener sorpresas sobre cuán grande podrá llegar a ser, si sus caderas estarán bien o cómo puede ser su temperament. Una mascota mayor llega a nosotros con su propia historia, personalidad y condiciones clínicas, lo que hace que su futuro sea mucho más predecible que el de un cachorro o un gatito.
4) Y ya que no hay sorpresas, se puede buscar el perro o gato que encaje mejor con nuestra familia y estilo de vida
Ya han crecido, ya son como serán. Así que podemos buscar el perfil de perro o gato que encaje con nuestra dinámica familiar: si tenemos un gato y estamos buscando un perro amigable con los felinos; si necesitamos un perro que se lleve bien con los otros perros de la casa, etc Lo dicho: no habrá casi sorpresas. Eso sí, siempre teniendo en cuenta que al incorporar cualquier miembro nuevo a la familia, humano o no humano, necesitaremos todos un período de adaptación a las nuevas rutinas y a la creación de nuevos vínculos y rituales propios de la nueva estructura de familia multiespecie.
5) Podremos enseñarle cosas nuevas
Los perros y gatos adultos también pueden aprender cosas nuevas, no hay que preocuparse. Podemos acudir a los profesionales del comportamiento animal (educador@s canin@s o felin@s, etólog@s, etc), o hacerlo nosotr@s mism@s. Y nos vamos a sorprender porque los perros y gatos mayores con frecuencia son más atentos que los cachorros y están más ansiosos por fortalecer el vínculo con sus humanos referentes.
6) Mayores con mayores, un gran equipo
Los animales mayores y las personas mayores forman un gran equipo: muchas personas mayores encuentran muy reconfortante la presencia tranquila de un perro o un gato mayor. Aprecian tener un compañero que también está creciendo en edad, a quien no le importa escuchar las mismas historias una y otra vez y se contenta con moverse por la vida a una velocidad más lenta.
7) Más calma y menos “apuesta”
Cuando incorporas un perro o un gato cachorro o joven eso significa tener un torbellino en casa, al cual vas a tener que dedicar mucho tiempo en educar y siempre va a ser una apuesta para que se convierta en un adulto equilibrado. Cuando adoptas a un animal mayor, estás incorporando a un perro o gato con un temperamento ya formado y estable y que, además, ya no va a pasar por la temida adolescencia.
Así que, vistas todas estas ventajas ¿Quién se anima a adoptar a un@ viejecit@?