¿Complicidad canina con los humanos?

¿Complicidad canina con los humanos?

La etología —la ciencia que estudia el comportamiento de los animales— todavía nos depara alguna sorpresa. Se sabe que los perros mantienen entre sí algunas relaciones de reciprocidad y una de ellas es el agradecimiento, y vamos a llamarlo así para entendernos.

Si un perro recibe la ayuda de un semejante, tendrá un comportamiento hacia él que podríamos calificar como agradecido. Si un perro ayuda a otro, es posible que el favor le sea devuelto.
Se establecerá entre ambos perros una relación cooperativa —este sería el nombre técnico de este comportamiento— que tiene sus raíces en la naturaleza social de sus antepasados.

La relación cooperativa

Como muchos otros cánidos, en el caso del ancestro del perro, vivían en manada y establecían relaciones sociales jerárquicas entre ellos, pero también de cooperación, necesaria para la supervivencia de la manada y de los individuos que la componían.
Algo parecido sucede entre los humanos, que también somos animales sociales; si alguien nos ayuda, tenemos tendencia a devolverle el favor.

¿Los perros devuelven el favor a los humanos?

Pero ¿los perros devuelven el favor a los humanos? Para responder a esta pregunta, un grupo de profesores de veterinaria de la Universidad de Viena, en Austria, han publicado un artículo —editado por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Lincoln, Reino Unido— con los resultados de un experimento que pretendía dilucidar una respuesta.
Treinta y siete perros y siete veterinarios —los autores del artículo— participaron en el experimento.

El perro se enfrentaba a una máquina dispensadora de alimento. Pulsando un botón, la máquina dispensaba una cantidad de golosinas que el perro recibía con placer. Tan pronto aprendían el mecanismo, comenzaba el experimento.

Ahora el botón estaba lejos de la máquina dispensadora y había un humano en la habitación, cerca del botón. Unas veces, el humano pulsaba el botón y proporcionaba las golosinas al perro; otras veces, en cambio, no.
Los perros, naturalmente, querían su premio y se alegraban al recibirlo.

Entonces daba comienzo la segunda fase del experimento. Ahora eran los humanos los que se plantaban delante de la máquina dispensadora y los perros tenían que apretar el botón para que los humanos recibieran, o no, la comida. Tras estudiar el comportamiento del perro, tenía lugar una sesión libre donde interactuaban con su amo o con ese humano que les había ayudado o, por el contrario, no había hecho nada por ellos, sin que mediara comida por en medio.

Los veterinarios de Viena incluyeron variantes en los experimentos, como la complejidad del mecanismo para obtener el alimento o el tiempo transcurrido entre la interacción con un humano desconocido y la sesión libre, en la que el perro se encontraba con su amo y con ese humano desconocido.

Sobrevino la sorpresa.

El principal resultado del experimento es que el comportamiento de los perros con los humanos que les habían ayudado o con aquellos otros que no habían hecho nada por ellos era prácticamente el mismo.
En palabras de los autores del estudio, «en nuestro experimento, los perros domésticos recibieron comida de los humanos, pero, cuando les tocó el turno, no devolvieron el favor».

Esto sucedió en todas las variantes del experimento que analizaron los autores. En las sesiones libres, el perro se aproximaba al humano desconocido lo mismo tanto si le había ayudado como si no, con independencia de otros factores, como el tiempo transcurrido entre el experimento y la sesión libre.

Eran indiferentes a la ayuda que habían recibido.

Los autores del estudio, sin embargo, aportan un matiz a la hora de interpretar este comportamiento. Es cierto que, durante el experimento, los perros no han devuelto los favores recibidos de los humanos.
Pero la pregunta es: ¿los perros han reconocido el comportamiento cooperativo de los humanos? Es decir: ¿han percibido la ayuda de los humanos o no han acabado de comprender sus acciones?
Puede que el diseño del experimento no haya dejado las cosas claras para las mentes caninas. Y, por tanto, aunque muchas experiencias puntuales diarias de la convivencia humano-perro nos hagan pensar que el agradecimiento del perro para con las personas está presente, nos quedamos todavía sin la certeza científica.

Conviene seguir investigando en esta vía.

Y tú ¿crees que el perro es agradecido con los humanos que le cuidan?

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