SOBRE CÓMO LA DOMESTICACIÓN EXPLICA LA CONEXIÓN COMUNICATIVA ENTRE HUMANOS Y PERROS
La domesticación es un proceso más complejo de lo que puede parecer a simple vista. Esto es especialmente evidente cuando tratamos con animales que han convivido con el ser humano desde hace miles de años y que han sido seleccionados genéticamente a lo largo de cientos de generaciones. ¿Hasta qué punto el comportamiento de un animal doméstico depende de su herencia genética? ¿Hasta qué punto es fruto del adiestramiento de un individuo? Este es un viejo debate en el que incluir un estudio recientemente publicado por la Universidad de Duke. Se titula «Cooperative Communication with Humans Evolved to Emerge Early in Domestic Dogs» —«La comunicación cooperativa con los humanos evolucionó para mostrarse precozmente en los perros domésticos»— y está firmado por una quincena de autores entre los que cuentan antropólogos, expertos en fauna salvaje, veterinarios, biólogos, etc, es decir, se trata de un estudio multidisciplinar en el ámbito de la relación humano-animal y, por tanto, de pura antrozoología.
Comunicación cooperativa entre perros y humanos
Se constata que existe cierto grado de la llamada comunicación cooperativa entre los perros domésticos y los seres humanos. Dicho en otras palabras, los perros son capaces de interpretar gestos y expresiones humanas. Pero, ¿hasta qué punto se aprenden y hasta qué punto son innatas estas habilidades? Quien dice habilidades, dice la predisposición a adquirirlas. Por eso el estudio ha comparado el comportamiento de 44 cachorros de perro y 37 cachorros de lobo en diversas interacciones con los humanos.
Los animales expuestos al experimento, perros y lobos, se dividieron en dos grupos. Uno de ellos tuvo un contacto mínimo con los humanos y se crió con sus madres. El otro tuvo un contacto estrecho con sus cuidadores humanos, dormían en sus camas y recibían mimos de manera constante. Entre cinco y dieciocho semanas después, se realizaron los experimentos y se pudieron comparar los comportamientos de perros y lobos criados con dependencia o independencia de los humanos.
En uno de los experimentos, se escondía un juguete o una golosina en uno de dos tazones para perros. El humano intentaba ayudar al cachorro señalando en cuál de los dos tazones estaba la recompensa. Sin haber sido entrenados ni unos ni otros, los cachorros de perro acertaban el doble de veces que los cachorros de lobo, y mucho más rápidamente. Los cachorros de lobo acertaban de casualidad, cuando acertaban, después de merodear por la habitación.
Resultado: Cuestión de celeridad
Lo sorprendente no es tanto el resultado —el total de aciertos de los perros por encima del de los lobos podría ser casual— sino la celeridad de la toma de decisión. Los perros acertaron en su mayoría a la primera, un resultado que claramente diferencia su comportamiento al de los lobos y que se explica porque comprendían las indicaciones de los humanos, según los autores del estudio.
Para ratificar que no se trataba de un asunto de más o menos inteligencia, los cachorros de ambas especies fueron sometidos a pruebas de memoria o de control de su motricidad que superaron por igual. La diferencia, insisten los autores del estudio, fue que los perros supieron interpretar la gesticulación y la expresión de los humanos mucho mejor que los lobos. En otras palabras, eran capaces de comprenderlos, mientras que los lobos no.
Experimento entre cachorros y humanos desconocidos
Otro llamativo experimento fue enfrentar a los cachorros con humanos desconocidos. Los perros tenían tendencia a acercarse, rondarlos, echárseles encima, lamerles la cara… Los lobos, en cambio, tenían tendencia a esconderse de ellos. Eso no hace más inteligentes a los lobos, en este caso, sino que demuestra, en palabras de uno de los autores, que «existen diferentes maneras de ser inteligente y la inteligencia evoluciona de acuerdo a la ayuda que pueda proporcionarte el medio en que vives».
Cuando, finalmente, los cachorros se enfrentaban a una prueba de un poco de comida en el interior de un tarro, los lobos intentaban abrirlo por su cuenta mientras que los perros invertían mucho tiempo alrededor de los humanos, intentando comunicarse con ellos en busca de ayuda.
Este comportamiento es una muestra precoz de la comunicación cooperativa entre especies y, a decir de los autores, solo puede haberse desarrollado a partir de un largo proceso de domesticación, de miles de años de relación entre perros y humanos, que ha llevado a una relación única entre perros y humanos.
Referencia del estudio: