Emprendimiento femenino en el sector animales de compañía
Por: Noemí Haro de Ulises y Argos
Cada vez emprenden más mujeres en España
Según el último informe del Observatorio del emprendimiento en España (GEM Global) en los últimos años ha aumentado el número de mujeres emprendedoras, superando incluso la media europea y situándose en 9 mujeres por cada 10 hombres. Todo apunta a que nos encontramos cerca de conseguir la paridad.
Sin embargo, no podemos olvidar que la mayoría de los hombres emprenden por oportunidad, mientras que las mujeres lo hacen por necesidad (informe GEM España 2019-2020); o lo que es lo mismo, cuando una mujer emprende suele hacerlo principalmente porque no encuentra trabajo, porque choca contra un techo de cristal o porque necesita una alternativa para conciliar. Este factor, especialmente cuando hablamos de paridad, es importante, ya que un emprendimiento por necesidad es más fácil que fracase en los primeros años de vida que un emprendimiento que se inicia por oportunidad. Por otro lado, al emprender por necesidad los resultados suelen ser más precarios, siendo otro factor importante que los trabajos feminizados están peor pagados que los masculinizados.
Tampoco podemos olvidar el rango de edad de las emprendedoras, ya que este suele encontrarse entre los 25 y los 35 años, así como a partir de los 55; es decir, hay dos momentos principales para que la mujer decida emprender: cuando necesita desarrollarse o conciliar y una vez que las criaturas se han emancipado. Pero cuidado, porque los objetivos de emprendedores y emprendedoras también son distintos. Los primeros tienden a buscar objetivos económicos, mientras que las mujeres suelen focalizarse hacia la búsqueda del bien común[1], siendo grandes creadoras de valor social.
Retos a los que se enfrentan las mujeres emprendedoras
Pero estos no son los únicos retos a los que se enfrenta la emprendedora (GEM, 2007), la falta de referentes a lo largo de la historia ha hecho que las mujeres no se sientan tan identificadas como los hombres en el ámbito empresarial, además, en un gran número de ocasiones este emprendimiento se considera una extensión de su actividad doméstica (sobre todo en el caso de aquellas mujeres que operan en sectores feminizados o que trabajan desde su hogar); por otro lado, el mundo empresarial se ha estructurado de una forma tan masculinizada que resulta complejo crear una red de contactos de poder que no se mueva en unos horarios determinados, que no presente un carácter sexista o unas actitudes machistas que no se acaban de erradicar.
Es en relación a este último punto que muchas emprendedoras tienen una menor autoestima, son más negativas y presentan un mayor miedo al fracaso, siendo muy común que también cuenten con una mayor humildad; según un informe de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos[2], las mujeres sufren en un porcentaje mayor el síndrome del impostor, sintiendo que son un fraude de cara a la galería y que están ocupando un puesto que no les corresponde, ya que tienden a asociar el éxito con el esfuerzo y el fracaso con lo fácil, lo que hace que sientan que cualquier logro que obtengan sin un alto grado de esfuerzo no lo consideren como tal. Este es uno de los motivos por los cuales, las emprendedoras, suelen contar con un mayor nivel de estudios que los emprendedores. Sin embargo, los hombres interpretan sus éxitos como una habilidad propia, independientemente de cómo lo hayan conseguido[3] y desarrollando un gran sentimiento motivador. Dicho esto, no debemos olvidar que los estereotipos de género, también en el mundo empresarial, son interiorizados desde nuestra infancia y programan nuestra trayectoria de forma inconsciente.
El emprendimiento en femenino en el mundo del perro
Uno de los objetivos de Ulises y Argos es el de conseguir el empoderamiento femenino mediante mentorías y programas de emprendimiento canino. Sin embargo, cuando hablo de esto con profesionales del sector siempre me preguntan el motivo
¿Por qué quieres empoderar a las mujeres en un sector en el que ya parece existir una paridad o incluso un mayor público femenino?
Por un lado, tienen razón, si echamos un vistazo al mundo del perro, es probable que nos encontremos con un gran número de mujeres emprendedoras, especialmente en el campo de las intervenciones asistidas con animales, de las terapias alternativas o de la educación canina amable. Sin embargo, conviene hacerse ciertas preguntas antes de plantear una paridad:
- ¿Cuántas de esas mujeres han emprendido para conciliar su vida laboral?
- ¿Cuántas lo han hecho porque en el trabajo por cuenta ajena se han encontrado con un techo de cristal?
- ¿Cuántas lo han hecho por oportunidad y cuantas por necesidad?
- ¿Cuántas duplican su jornada con el trabajo doméstico de su hogar?
- ¿Cuántas han emprendido gracias a un referente de su mismo sexo?
- ¿En qué sectores del mundo del perro se encuentran estas mujeres? ¿Son los mismos en los que se encuentran los hombres del sector canino?
- Y lo que es más importante… si pensamos en entidades o referentes líderes del sector ¿estos son masculinos o femeninos? ¿quiénes ocupan en mayor porcentaje la cúspide de la pirámide?
Y estas no son las únicas, habría muchas más cuestiones que denotarían la falta de paridad que existe entre hombres y mujeres en el emprendimiento canino. Solo hay que echar un vistazo a las redes para ver que, principalmente, los hombres se sitúan en sectores que pueden ser más competitivos como son Mondioring, guarda y defensa, deportes agonísticos… mientras que las mujeres se preocupan más por las necesidades emocionales de los compañeros caninos, focalizándose en educación canina amable, terapias alternativas, comunicación animal…; lo mismo ocurre con el mundo de las intervenciones asistidas con perros, nicho en el cuál la mayoría de las entidades están formadas por mujeres; pero cuidado, porque pese a que la sanidad es un sector feminizado ¿nos hemos parado a ver quién lidera las grandes entidades o quienes tienen un mayor poder en el mundo de las IAA? ¿somos las mujeres? ¿o incluso nuestra presencia se ve empañada en un sector altamente feminizado?
Conseguir una paridad en todos los campos del mundo animal, así como en la cúspide y en las entidades de referencia en España, haría que contáramos con diferentes puntos de vista que, sin duda alguna, beneficiarían al sector. Sin embargo, como en el resto del mundo empresarial, el sector canino todavía se encuentra impregnado de una cultura competitiva que, inconscientemente, se presenta como un freno para aquellas mujeres que quieren liderar, ya que la energía femenina tiende a buscar una mayor colaboración, a crear vínculos más íntimos y a evitar relacionarse con grupos que solamente buscan la competencia, lo que dificulta negociar o realizar acciones que nos coloquen en puestos de poder. Esto conlleva a que, en muchas ocasiones, la percepción que se tiene de nuestros negocios sea muy blanda o poco ineficiente, lo que provoca que en ciertas ocasiones coloquemos a hombres en primera línea de fuego de nuestros propios proyectos o en la parte más visible de nuestra entidad.
Podemos decir, por lo tanto, que la importancia no reside en el número de hombres o de mujeres que conformamos el sector canino, sino cómo, cuándo y por qué lo estamos ocupando.
Ha llegado el momento de abrigar nuevas masculinidades, de potenciar la energía femenina y de adentrarnos en el mundo de la sororidad.