Durante mucho tiempo se ha escuchado la idea de que las colonias felinas podían llegar a ser un peligro para algunos ambientes.
Y con ello, se han justificado algunos de los ataques más despiadados a esta especie animal de la historia.
En este artículo analizaremos la verdad sobre el impacto de los gatos en nuestros ecosistemas y cómo podemos trabajar a partir de ello.
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Gatos “callejeros»: ¿un problema real?
Sinceramente, creo que lo primero que debemos hacer es ir a buscar el elefante de la habitación.
Y para ello, hemos de responder a la pregunta del millón.
¿Los gatos “callejeros” (comunitarios) pueden llegar a ser un problema?
¿O no es más que un mito que se ha utilizado como argumento para hacerles daño?
La verdad es la siguiente.
Tanto los gatos que viven fuera de casa, como aquellos que se dan paseos, generan un impacto real en la biodiversidad.
La realidad es que algunas partes del mundo se están viendo terriblemente afectadas por esta situación.
- Cazan y matan aves.
- Amenazan la seguridad de pequeños mamíferos.
- Ponen en peligro a reptiles.
En fin.
Que tienen un impacto real en su entorno, generando problemas a la vida silvestre del lugar, pudiendo causar, incluso, la extinción de especies locales.
Los números nunca mienten: ¿qué dicen los estudios?
Ante el gran interés que ha suscitado durante mucho tiempo este tema, se han realizado estudios para cuantificar de verdad este impacto.
Uno de ellos fue el publicado por Nature Communications, que estimó que las víctimas de ataques de gatos en Estados Unidos se estimaban entre 1.300 y 4.000 millones de aves.
Una situación que ha llevado a afrontar el reto de conservación de la naturaleza mediante medidas efectivas, que no sean acabar con la vida de los felinos.
El mayor desafío es encontrar un equilibrio entre el bienestar de los gatos y la conservación de la biodiversidad.
Lo que ha dado lugar a dos posibles soluciones:
- Captura y esterilización de los gatos.
- Translocación en interiores.
Por suerte, hemos desterrado ya la idea de acabar con su vida, tanto por razones éticas, como la dificultad de implementarla de manera efectiva.
Responsabilidad personal: ¿cómo podemos impactar en este asunto?
La clave está en intentar mantener a nuestros gatos en casa, para evitar que puedan tener un impacto en la biodiversidad de nuestra ciudad.
Este pequeño detalle, además de reducir el número de bajas que puede haber, también apoyará la búsqueda de medidas menos letales contra los gatos callejeros.
Nuestra responsabilidad permitirá reducir la magnitud del peligro y, con ello, poder tener un enfoque mucho más humano.
Educación: un punto clave en todo este asunto
Una solución a largo plazo es crear conciencia sobre el impacto que tienen los gatos en la biodiversidad.
La educación y la información son esenciales para cambiar las percepciones públicas.
Todos y cada uno de nosotros debemos comprender que, si bien los gatos son compañeros afectuosos y miembros de la familia, también son depredadores que pueden afectar negativamente a otras especies.
Aprender a gestionar esta situación es lo que nos permitirá mantener un equilibrio allá donde vivamos.
El diálogo sobre los gatos y la biodiversidad no trata sobre el bien y el mal, sino sobre el equilibrio y la coexistencia responsable y nosotros como sociedad, necesitamos encontrar un equilibrio que nos permita conservar la biodiversidad y el bienestar de nuestros amados felinos.
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